Page 48 - Plan de Desarrollo CUCEA – 2019-2025, Visión 2030
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 PLAN DE DESARROLLO CUCEA 2019-2025 | VISIÓN 2030
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1. Formación integral y global
En el CUCEA nos hemos propuesto que la formación de nuestros estudiantes tenga un sentido humano, basado en valores y prin- cipios de solidaridad, de sana convivencia, cultura de la paz, sus- tentabilidad y pertenencia a la comunidad global. Esta formación integral y global es parte del currículo de pregrado desde la refor- ma curricular de 2012, y tiene un valor de cuatro créditos. En pro- medio, ofrecemos 32 talleres por calendario escolar en deporte, salud, arte, cultura y desarrollo sustentable. El éxito de estas activi- dades nos motiva a ampliar y profundizar la formación integral a fin de impulsar más el desarrollo de habilidades blandas, espíritu crí- tico, multiculturalidad, idiomas, ética, creatividad, autogestión, tra- bajo colaborativo, trans- y multidisciplinario, entre otras muchas encaminadas a una mejor comprensión del mundo en que vivimos.
La formación integral implica la disponibilidad de espacios físicos y virtuales para que los estudiantes desarrollen el pensa- miento crítico, la creatividad, el debate, la opinión y las estrategias educativas que refuercen sus valores y los preparen para ejercer su ciudadanía y quehacer profesional con ética y responsabilidad social. La idea es materializar los principios de la Red Universita- ria: acceso democrático a la educación y excelencia académica; descentralización y regionalización; vinculación con los sectores sociales y productivos; y flexibilidad académica y administrativa. A partir de la experiencia de cada centro universitario, se pueden compartir conocimientos y saberes, promover la movilidad y for- talecer las dinámicas de aprendizaje; por ejemplo, el CUCEA podría contar con talleres de salud impartidos por profesores y estu-
diantes del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, y de ar- tes, por miembros del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño. De esta manera, cada centro apoyaría a potencializar las habilidades de los estudiantes y se convertiría en una institu- ción más ágil, dinámica y abierta a las oportunidades del contexto.
Una de las principales lecciones que ha dejado la crisis origi- nada por la Covid-19 es la necesidad del uso intensivo de la tecno- logía como herramienta para solucionar la problemática del espa- cio y tiempo de las actividades de formación integral. Ha revelado que la infraestructura física es limitada e inadecuada para los ta- lleres, y los recursos humanos son insuficientes para cubrir la de- manda estudiantil. Las actividades desarrolladas este año de forma virtual y digital brindan la oportunidad de conservarlas permanen- temente en nuestro modelo.
Para ello, también se requiere habilitar o adecuar la infraes- tructura académica y cultural —física y virtual— al desarrollo de la investigación, los ambientes de aprendizaje y la formación inte- gral, el seguimiento de egresados y la educación continua. No solo para nuestros estudiantes, egresados y ex estudiantes, sino como un servicio de formación para la vida y el trabajo, como parte de nuestra retribución a la sociedad.
De ahí la importancia de conocer quiénes son los estudian- tes, cómo son y cuáles son sus necesidades, expectativas y as- piraciones. El análisis de las trayectorias académicas y escolares, experiencia laboral y contexto social y cultural es de gran utilidad para apoyar al estudiantado en su formación integral e inserción a la vida profesional. En su preparación también intervienen sabe- res, conocimientos y habilidades previas y que, en muchos casos,


























































































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